domingo, noviembre 06, 2011

LA CONCIENCIA DEL CAMPO

Lienas concentenciadas:

A estas alturas de mi vida, ya no me sorprende. El campo es sin duda alguna, es la conciencia, la fuerza y la identidad colectiva del Perú. Y eso, que la mayoría no ostenta “títulos universitarios” como lo hacen muchos para decir que son “pensantes”.

Desde hace cuatro días, campesinos de diferentes puntos de la provincia ocuparon la ciudad de Andahuaylas con el único propósito de hacer valer sus derechos, derechos que en verdad, también es de la zona urbana, pero la gente de la ciudad, llamémoslo por conveniencia o cobardía no son participes de esta lucha. Según la inconsciencia no les incumbe, caso contrario, serían los primeros en levantar la voz. Apoyar con lo mínimo es lo que se pide en una lucha popular, adherirse aunque sea de manera simbólica.

Se sabe que el peruano andino tiene algo de cholo por más que lleve una zapatillas de esas marcas que prefiero no mencionar como para no hacer publicidad gratuita. Esas mismas personas son los primeros en mostrar la cara de indiferencia a nuestros hermanos campesinos, ni hablar de los ilustres ciudadanos que tienen la desfachatez de marginarlos. El peor discriminador de Perú es el mismo peruano. Esto producto de la vergüenza y la poca identidad como resultado del avasallamiento de las “nuevas propuestas foráneas” .

Señores de la ciudad, el tema de la contaminación ambiental no es problema campesina, es un problema general, y si no defendemos el derecho de vivir como dios manda, entonces vivamos como les da la gana a los mineros.

Yo estoy de acuerdo con una minera formal, que la explotación sea de manera más razonable y pensada, ¿pero quienes están capacitados para desarrollar este tipo de minería? Piensen. Solamente las transnacionales. Es decir, las empresas extranjeras. Las leyes nuestras en torno a la minería están hechas a la medida de ellos. ¿Y qué hay con los artesanos, con estos que llamamos informales?, pues, hacen lo que pueden, con tal de sacar ventaja individual, no les interesa ni siquiera el prójimo, mucho menos el medio ambiente. Pero tampoco la vida del peruano interesa al foráneo. Ejemplo claro y contundente es el Anta minas, que es un complejo minero ubicado en el Callejón de Conchucos, distrito de San Marcos, en la Región Ancash. Sin bien da jugosas regalías a la región, pero deja desolación, dolor en la tierra y por sobre todo la podredumbre de la tierra.

A todo esto, en el grueso de la multitud, ayer escuché una voz de un hombre campesino de mediana edad: “prefiero morir luchando ahora a morir mañana de hambre” me parece que esto es la esencia de esta lucha.

Los campesinos piden que el gobierno regional solucione sus petitorios, entre ellos el retiro de los mineros que solo dejan contaminación del agua y aire. Pero yo digo que el problema no es del gobierno regional, es del gobierno nacional. Es el ejecutivo que debe empezar a tomar las medidas a favor de la población. Y esta lucha, de la forma cómo se está planteando solo favorece a las transnacionales. Es más, diría que es obra de ellos.

Es de conocimiento que gran parte del departamento de Apurímac guarda en su territorio el cobre y el hierro, minerales que son de apetencia para las empresas extranjeras. Y no descartaría que tras esta lucha campesina estén estas empresas, porque a ellos les conviene que se combata y se aniquile a la minería artesanal o informal, es decir, pelearnos entre nosotros, de modo que tendría toda la potestad y la capacidad económica para explotar nuestra riqueza natural a gusto y antojo, y devolvernos como es habitual; en materia elaborada a precios inalcanzables. Recuerden, ellos son los llamados mineros formales, formales porque son protegidos por el Estado.

Como se dan cuenta, es un problema nacional, del ejecutivo. Y me causa extrañeza que nuestros representados que se hicieron llamar “nacionalistas” para entrar al gobierno no se den cuenta de este problema. De acuerdo a los principios nacionalistas no debería haber ni siquiera una duda en dar la prioridad a los nuestros. Es decir, a los mineros artesanales. Hacerlos formales, pero no certificando con un papel cualquiera, sino brindándoles asesoramiento, monitoreo constante como para que no atente contra nuestro medio ambiente, otorgándoles prestamos si acaso es necesario como para formalizar a los empleados, que trabajen en blanco y no en negro.

Pero la historia se repite, vale más la conveniencia individual. Total, estamos en un país de la supervivencia, en donde las oportunidades desafortunadamente se encuentran debajo de la mesa, con arreglos y sobornos. Y esto, es lo que nos hace ver la gente campesina, DIGNIDAD. Porque un hombre sin dignidad ya no es un hombre.

Andahuaylas está en lucha por todos, es un llamado a todo el Perú a levantar su voz, y pedir a Ollanta que cumpla con la promesa de nacionalismo. El Perú es de los peruanos y para los peruanos y no de los extranjeros, y esto el campesino lo sabe a pesar de no tener un título universitario, y aquellos que son “estudiosos” que la vergüenza lo salve.

Yo señores, hasta ayer no fui parte de la lucha, pero la voz ronca y cansada de los hombre de la comunidad de Cotawachu me hizo reflexionar y me uní a esta lucha que en definitiva es del Perú, pero de la segunda republica que está por nacer con la inagotable voz del MANPE peruano .

Alejandro de Andahuaylas

1 comentario:

Alenz Color dijo...

Felicitaciones Alejandro por el artículo me parece muy acertada tu apreciación; esperamos el gobierno tome en cuenta esta necesidad, por ser nuestro provincia una zona netamente agrícola y ganadera y no dejo de imaginarme nuestro departamento dentro de unos años contaminado y muerto sus tierras; que será de nuestra esperanza de desarrollo ganadero y agrícola que son la fuente y eje principal de nuestra economía. Hagamos una cruzada para crear conciencia en nuestros paisanos.

petroglifos de Lliupapuquio