lunes, mayo 23, 2011

Kuncataka, crisol añeja de Andahuaylas


 Es el barrio viejo de Andahuaylas, ósea, su casco histórico. Es un lugar de enorme belleza paisajística. La mala costumbre del poblador moderno de migrar a las zonas llanas de la ciudad, ha traducido al barrio en el progresivo deterioro.

Las fachadas de las estructuras de las viviendas añejas de barrio actualmente conviven incongruentes con las modernas bajo la frondosidad de los inmensos eucaliptos, nogales y molles. Este dispar arquitectónico resulta atractivo para cualquier fortuito visitante.

Además, el barrio mencionado es por demás especial para realizar las caminatas, casi todas las vías son agostas, y hay en todas partes piedras calcinas, más conocido como cheq’o. De hecho, la antes, casi abandonada barrio viejo, puede adquirir una nueva fisonomía y alternativa los fines de semana para el poblador urbano Andahuaylino.

Un lugar de escape del ajetreo. La plaza misma de Kuncataka rodeada como dije, de viejas construcciones, la iglesia tan añeja como la existencia de la cruz en el Perú, las vías pedregosas y hartamente gastadas que evidencian el paso del tiempo y la subsistencia de un recuerdo grato, los sinnúmero de sequias y canales de irrigación, los caminos laberinticos y por sobre todo, las vistas panorámicas, hacen, pues, un lugar impostergable para visitar y pasar momentos de añoranza y admiración de nuestro paraje aguerrido, de hecho, compenetrado en cada paso en, y con la historia de Andahuaylas con matices de gamonales y hacendados que habitaron en la zona.

Y aunque es bastante cara, la cerveza peruana, en particular la cusqueña y la Cristal, sigue siendo magnífica en donde sea, también en Kuncataka la chicha de q’ura. De hecho la bebida tradicional, también del pueblo chanka que sabrá cómo apaciguar la sed incontenible.

Por todo esto, Kuncataka, en adelante será para muchos, el crisol añejo de Andahuaylas.

Nota:

Pobladores de la zona aseguran la existencia de petroglifos en la zona de Wayau, mi afán de hallarla quedó en deseo, ya que mi compañera, tan extraña a los afanes de la historia quedó truncada en el camino, rendida de cansancio.

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petroglifos de Lliupapuquio